22 mayo 2006

Setas de primavera



Lo cierto es que ahora no es época de setas, sin embargo como por la Sierra de Pela ha llovido bastante y las temperaturas son buenas, se dan las circunstancias para que las setas salgan y, éstas, ignorando que no es su época y anárquicas como ellas solas, pues van y salen. La naturaleza que pasa de todo, oye. Campechana que es ella. Nunca mejor dicho.
La setas de cardo solo requieren limpiarse bien, cortando a rape de las setas los rabitos, luego ponerlas en remojo para que tomen el agua justa (no usar mucha agua), luego se cuecen en no mucha agua y se guarda el agua de cocerlas en un recipiente aparte. Finalmente en una sartén con aceite de oliva y ajo se fríen, añadiendo poco a poco el agua jugosa de la cocción, cuando ya se se han embebido al máximo y les queda una salsa espesita mezcla de sus jugos y del aceite, entonces están listas. Junto con el boletus edulis, la seta de cardo es lo más exquisito que he probado en setas. Cuando subimos al pueblo, a dar una vuelta al padre de mi mujer, suelo irme mañanas o tardes enteras al campo. Es una zona muy curiosa, esta sierra está entre las dos principales comunicaciones de Madrid con el norte, hacia el oeste la actual Autovía I que va a Burgos y a Francia por el País Vasco y hacia el este la Autovia 2 que va a Cataluña y a Francia por Port Bou. La A-1 corta la sierra por Buitrago y la A-2 lo hace por Medinaceli. Durante la Guerra de la Independencia con los franceses el trozo de sierra entre Buitrago y Medinaceli fue escenario de la lucha guerrillera más activa contra los franceses. Esta lucha se basaba en cortar los suministros, abastecimientos, municiones y dineros que necesarimente habían de venir hacia Madrid procedentes de Francia por una de estas dos rutas. El más famoso de los guerrilleros era El Empecinado que, aunque mucha gente lo imagina como un patán con mucho valor, era en realidad un general del ejército regular español que nacido muy cerca de Aranda de Duero conocía lo zona como la palma de la mano. Durante los años de la Guerra este general con un ejército pequeño de unos 6000 soldados volvió locos a los franceses en esta zona. Atacaba las lineas de suministro e inmediatamente se escondía en la sierra. Jamás pudieron con él. Ellos, en venganza, robaron todo lo que pillaron y quemaron muchos pueblos de la zona para que los insurgentes no pudieran tener apoyo de ellos. Así que además de pasear y coger setas imagino las crueles escenas que habrán contemplado los lugares por los que paseo. Por otro lado en muchos lugares hay restos prehístoricos, por lo que de vez en cuando me encue
ntro algún hacha pulida de piedra o algún fragmento o alguna cerámica interesante y veo algún refugio prehistórico con pinturas muy rudimentarias... el campo está lleno de cosas, de afanes de otros que vivieron mucho antes que nosotros, de pistas que nos deja la historia, sólo hay que saber verlas...
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