27 enero 2016

La Casa Zarrúa Cap.4

Zarrúa tomaba café indolentemente en una terraza próxima a uno de los cuarteles mientras, como recién llegado, se aclimataba al ambiente de la ciudad.
Tras el desastre, el Regimiento de la Corona, los Tabores de Regulares de Ceuta, el Tercio y otros refuerzos, luchando heroicamente, habían salvado Melilla y tomado las cercanías más estratégicas, fundamentalmente los altos del Gurugú. Melilla ya no se sentía amenazada.
Aquel día una nueva remesa de soldados había llegado de la península, seguramente un batallón de refresco o de refuerzo.
Desde lejos le llegaban a retazos, traídas y llevadas por el capricho de la brisa marina, las enfáticas palabras de la arenga de un coronel:

…El soldado tiene en nuestra patria una tradición gloriosa. El soldado español se ha distinguido siempre, no sólo por su disciplina y su abnegación, sino también por su heroísmo…
…Nuestro himno patrio es un himno marcial porque la Historia de España ha sido escrita por sus mejores hombres, sus soldados…
…Sé que habéis dejado vuestros hogares acudiendo prestos y orgullosos a la llamada de la Nación. Sé que estáis aquí defendiendo las obligaciones de España y su grandeza. Sé también que sois diferentes en credo, cultura, procedencia y condición, pero, a pesar de las diferencias, un sentimiento grande y común os une a todos y os coloca bajo la misma bandera, ese símbolo sagrado que a todos nos ampara y representa…
…Nuestra patria es España, sus tierras y sus gentes y, en este momento, España somos nosotros, que amamos las mismas cosas y tenemos los mismos anhelos, que estrechamos la mano del amigo, del camarada, del compañero, al que ayudaremos incondicionalmente en la lucha, inclinándonos en su ayuda con la misma unción con la que nos arrodillamos para rezar en la tumba de nuestros padres o para velar en la cuna el sueño de nuestros hijos…
…Está España inmersa, una vez más, en su anhelo de civilización, de búsqueda de prosperidad para tierras hermanas. Y estáis aquí con ese sagrado cometido. Por eso vuestro afán es justo y altruista y vuestra lucha merecerá la pena…
…Sé que habéis dejado atrás madres, novias y hermanas con lágrimas en los ojos, pero no dudéis que ellas entienden mejor que nadie vuestro sacrificio que, a la vez, es el de ellas. ¿Qué decir de la abnegada y nunca bien ponderada mujer española? No es necesario que yo la alabe, porque vosotros sabéis mejor que nadie su valía. Pero un día volveréis orgullosos ante ellas y ellas os recibirán, si bien con nuevas lágrimas por la felicidad de vuestro retorno, con la satisfacción infinita de recibir entre sus brazos a un héroe de la patria, a un soldado español…
…Sabed todos que la milicia es una religión de hombres honrados, un soldado ni hace peticiones ni cuestiona orden alguna, un soldado tiene su forma peculiar de mostrar la hombría y el honor con el acatamiento y la lealtad incuestionable y eso es lo que la Patria espera de vosotros. Y, tengo la seguridad, de que eso será lo que de todos vosotros la Patria reciba, porque, el más noble de los ánimos, al soldado español no se le supone, sino que se le da siempre por cierto…

¡Viva España! ¡Viva el Rey! ¡Viva el Ejército Español!

Entre sorbo y sorbo de café y teniendo como fondo aquella vibrante alocución castrense, modulada en tonos marciales y declamada con aquel estilo militar que tan bien conocía, se preguntaba el ingeniero si era la guerra la ocasión de los mejores negocios o si eran los mejores negocios los que ocasionaban las guerras.
Se dijo que, lo último, no podía dilucidarse con seguridad pero, lo que sí era cierto, es que aquella guerra mantenía ocupados a muchos miles de hombres, bien en los frentes, en los blocaos y en los cuarteles, bien en las fábricas o bien en el comercio. Y, mirándolo desde un punto de vista económico, era la guerra una empresa de las más principales, por la gran cantidad de ocupaciones que aportaba.
Claro que, por entonces, ningún político se atrevía a decir abiertamente que las guerras fueran generadoras de puestos de trabajo y de riqueza. El pudor se tenía aún por señal de buena educación.

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